Esta coyuntura histórica es propicia para reemprender el proceso de consulta en el que se integren tanto el gobierno y las agrupaciones políticas, las organizaciones de la sociedad civil y las religiosas, que nos permita asumir, con diligencia y prontitud, desde los propios albores del siglo XXI, la responsabilidad de encontrar caminos viables y soluciones prácticas a los desafíos que implica la reversión en el marco de un Panamá multicultural, unificado, armonioso y próspero.

Este proceso de consulta deberá llevarnos a tratar aspectos cruciales de distinto orden. De gran importancia en esta consulta serán los valores morales y espirituales, el fundamento del progreso social y humano, y las formas de promoverlos en todos los estratos de la sociedad. Resulta evidente que cuando se debilita la creencia religiosa y la práctica de los valores tales como la honestidad, la veracidad y la solidaridad, la convivencia armoniosa se torna inalcanzable, quedando los individuos y la sociedad a merced de enormes fuerzas destructivas, "enfrentados a fenómenos violentos y disociadores".

La justicia es un valor central en este proceso de consulta, para lo cual es imprescindible redefinir su significado más allá de los procesos legales, y explorar su efectiva aplicación en la vida de la sociedad. Tal como se sostiene en la Promesa de la Paz Mundial: "La justicia debe ser la expresión práctica de la convicción de que en aras del progreso humano, los intereses de la persona y de la sociedad se entrelazan inseparablemente".

Sin duda, la consulta abordará temas relacionados con el avance de la ciencia y la tecnología, como el desarrollo de una educación capaz de liberar el potencial humano, más allá de un simple entrenamiento para el campo de trabajo, y el robustecimiento de los medios que aseguren una participación amplia, debido a que la consulta y la participación colectiva son vitales para el éxito de toda empresa que se comprometa en el logro del bien común.

La Comunidad Bahá'í ofrece su amplia experiencia de 150 años trabajando con diversas culturas y etnias del mundo, en el proceso de consulta en la búsqueda de sociedades prósperas. La puesta en práctica de soluciones que emanen de una amplia consulta nos habilitará, estamos seguros, para mostrar al mundo cómo un país encuentra el camino que asegure la prosperidad de todos sus ciudadanos por igual. Las miradas expectantes del mundo nos darán el escenario ideal para mostrar no sólo cómo se dirige con eficiencia el Canal de Panamá, sino cómo se construye una sociedad justa, unida, diversa y próspera. Este es un desafío que no podemos darnos el lujo de desperdiciar.